La desaparición de la URSS y la crisis de los primeros tiempos produjo una espiral de caos que afectó gravemente a hombres y caballos: nuevos Estados y gobiernos, nuevas autoridades de las que depender, yeguadas suprimidas de los paupérrimos presupuestos públicos, sueldos sin pagar durante meses / años, falta de medios para alimentar a los caballos y proveer los mínimos cuidados (veterinarios, herradores, equipos…).
Desconocemos el número total de pérdidas (en cientos de cabezas) de las yeguadas causadas por la muerte por inanición, los robos y ventas subrepticias para carne, la corrupción, etc. Lo único que tristemente se puede anunciar que esta situación supuso el canto del cisne para algunas de estas yeguadas. Así, en Kazajstán, Deguerés desapareció. Lugovskoi no ha corrido mejor suerte en manos privadas.
En la patria del ajal-teké, Turkmenistán, y tras la crisis incial, el nuevo Estado, consciente del papel del argamak en el desarrollo de los pueblos turkmenos, y deseoso de fraguar símbolos que conformen la identidad nacional, ha encontrado en el caballo ajal-teké el perfecto exponente de la historia y grandeza del país. Así, un ajal-teké (el semental Yanardag, propiedad del presidente), está en centro del escudo del país. El ajal-teké es venerado y protegido oficialmente. La yeguada de Konsomol (la antigua Majtum Kala) se ha transformado en la yeguada presidencial. La sociedad estatal “Turkmen Atlary”, cuyo director tiene rango de ministro –el único ministro del caballo en el mundo-, vela por el desarrollo de la raza.
En Rusia, así como en otros países de la zona, la mayoría de las yeguadas están hoy día en manos privadas y se ha podido continuar y mejorar los programas de cría y selección. Si en un principio el surgimiento de una nueva clase social con sobrados recursos económicos (los “nuevos rusos”) fue un apoyo fundamental en el desarrollo de la raza, hoy día las yeguadas en este país se van orientando hacia la calidad (en algunos casos, deportiva), en un intento de dejar atrás el valor meramente morfológico de los ejemplares, trabajando también la funcionalidad.
En Europa, los primeros ajal-tekés se exportaron a Alemania en los años 70 y 80, siendo este país el que en la actualidad cuenta con más ejemplares. Pero la llegada masiva de importaciones seprodujo en la década de los 90, sobre todo tras la caída de la URSS. Así, hoy día podemos encontrar tekés en la mayoría de los países europeos
En los EEUU, las importaciones comenzaron en los 70 cuando el matrimonio Case compró al magnífico Senetir en Rusia. A partir de ahí, seguirían compras, sobre todo a Rusia y a Europa. También en Canadá hay unos pocos ejemplares, importados de Rusia. En cuanto a Australia, existen algunos ajal-tekés importados de los EEUU, Europa y de Rusia.
También los tekés han llegado a Africa, primero a Senegal, y más recientemente, a Sudáfrica. En Oriente Medio y Asia encontramos también ajal-tekés, sobre todo en China, donde los tekés fueron adquiridos en grandes cantidades y por elevado precio por un empresariado de gran poder adquisitivo.
Mención especial merece la existencia de un gran número de caballos turcomanos en el norte y noreste de Irán, zona tradicionalmente habitada por turkmenos iraníes. Allí se encuentran ajal-tekés y yomud de gran calidad, utilizados normalmente en el hipódromo y en salto. Estos caballos no están inscritos en el Libro Genealógico del Instituto Ruso del Caballo (VNIIK).
En España, los primeros ajal-teké llegaron en los años 90 del pasado siglo, provenientes de Rusia. Actualmente existen unos 35 ejemplares de pura raza en el país, y otros tantos cruzados. La mayoría se encientran en la costa mediterránea y en las islas, y también en Extremadura y Madrid.