Origen

Cuando la historia se tiñe de leyenda...

Cuenta la leyenda que a los pies de las montañas de Tien Shan había  una  fuente donde se abrevaba una manada de yeguas. Éstas eran salvajes y pequeñas, pero finas y elegantes, y muy, muy escurridizas.
Cada noche, las hembras se dirigían al arroyo. Y cada noche, de sus aguas surgía un semental mágico, rápido y fuerte, de color del metal  puesto al rojo vivo. Volaba hasta el cielo, y, de vuelta al arroyo, pasaba la noche con las yeguas, hasta que el sol apuntaba en el horizonte.

Un joven nómada consiguió  hacerse con el semental; le puso unas riendas y cabalgó con él por las nubes. Los potros de este semental se convertirían  en los antecesores del caballo dorado, el corcel celestial de Asia Central…